miércoles, 28 de mayo de 2014

Rutas comerciales Históricas

Rutas comerciales históricas


A continuación intentaré describir algunas de las rutas comerciales más importantes de la historia y del mundo moderno y sus principales características.

Para comenzar debemos hacer referencia a dos grandes rutas que han tenido mucha importancia a lo largo de muchos siglos y que han sido creadas ya desde el mundo Antiguo y han repercutido en la búsqueda de nuevas rutas a finales del siglo XV: La Ruta de las Especias y la Ruta de la Seda.

El comercio de las especias comenzó probablemente hace milenios y de ello tenemos constancia escrita, por ejemplo, en relatos del Antiguo Testamento donde aparecen caravanas de comerciantes de especias en dirección a Egipto. Estas caravanas traían hacia occidente el clavo y la pimienta de la India, la canela y la nuez moscada de las Islas Molucas o el jengibre de China.
En la Edad Media el comercio de especias estaba en manos de los árabes que las compraban en la India y las transportaban hasta los puertos del Mediterráneo oriental donde se las revendían a comerciantes italianos que iniciaban su distribución por Europa.
El negocio tenía tales dimensiones que los árabes procuraron mantener siempre a los comerciantes europeos fuera de sus rutas comerciales para evitar cualquier tipo de competencia. A su vez los comerciantes italianos mantenían el monopolio de las especias.
El precio de las especies era muy elevado debido a la dificultad y peligro que suponían los viajes y además por el hecho de que pasaban por las manos de muchos comerciantes antes de llegar al consumidor y esto suponía un coste adicional.

Por otro lado la Ruta de la Seda también tiene muchos siglos de antigüedad ya que según el prehistoriador André Leroi-Gourhan, esta ruta fue un espacio de intercambios activo ya desde el Paleolítico. Es heredera de la ruta de Jade, cuyos restos se remontan a los 7000 años de antigüedad, aunque no se menciona en las crónicas chinas hasta el siglo II a.C.
La ruta de la seda clásica contaba con diferentes caminos y trazados que, partiendo de Chang-an, atravesaban el corredor de Gansu hacia los oasis de Dunhuang. Desde aquí, el camino proseguía hasta la ciudad-oasis de Kashgar. Más adelante se bifurcaba. Un camino norte llevaba por la meseta de Pamir y Samarcanda hasta Mashad.
La ruta del sur rodeaba el desierto de Gobi por Bactra y Herat hasta concluir en Mashad. Ya unidos, los dos caminos continuaban atravesando Asia Central y Persia, llegando a la cuenca mediterránea por Ctesifonte y Palmira. Alejandría, en el sur, y Bizancio, en el Norte, eran sus puntos terminales.
A pesar de ser conocida como Ruta de la Seda, este tejido no era lo único que circulaba por ella. Desde que se divulgó el secreto de la fabricación de la seda, el comercio de ésta fue reemplazado por el de cerámica y especias. La ruta de la seda hizo llegar al mundo mediterráneo innovaciones como la brújula, el papel, la pólvora o la porcelana.


Aunque estas dos rutas fueron muy importantes a lo largo de muchos siglos debido a que unían el mundo occidental con el oriental, fueron  perdiendo paulatinamente importancia debido principalmente a la caída de Constantinopla en 1453 ya que desde que esta quedó en manos de los turcos, el Mediterráneo fue monopolizado por ellos y por Génova y esto obligaba al resto de territorios de la costa oeste europea a ir buscar nuevas rutas marítimas que conectasen con el mundo oriental. Otra de las grandes motivaciones de esta búsqueda fue el intento de monopolizar el comercio de las especias y abaratar los costes de los viajes a Asia, especialmente por parte de los portugueses y de los españoles.

Por tanto, a finales del siglo XV comenzaron una serie de importantes expediciones en busca de nuevas rutas.

Uno de las personas más importantes que incentivó estas búsquedas fue el rey Juan II de Portugal por las razones anteriormente enunciadas y porque anhelaba la expansión de su reino pero rechazó el proyecto de Colón porque pensaba que era muy arriesgado y optó por la idea de ir circunnavegando el continente africano y abrirse camino por el Cabo de Buena Esperanza hacia el océano Índico hasta llegar a las Indias.

Mientras se organiza la expedición, Colón consigue el apoyo de los Reyes Católicos y llega a lo que él considera las Indias en 1492.

Juan II muere pero su hijo Manuel I sigue empeñado en encontrar una nueva ruta ya que no está contento con el reparto de la tierra descubierta (América) realizado en los tratados de Alcaçovas y Tardecillas. Seguirá el plan original de su padre y pondrá al frente de la expedición a Vasco Da Gama, que no era un marino, sino un caballero de la Corte, pues no se trataba sólo de explorar, sino también de enfrentarse a los peligros del viaje y de los territorios a los que se llegaría.
La expedición partió en el verano de 1497 formada por cuatro barcos y con provisiones para tres años y alcanzó la ciudad de Calicut 10 meses después. En la India, Vasco Da Gama tuvo dificultades con los gobernantes locales y aunque su regreso a Portugal no se produjo hasta algo más de dos años después, el viaje fue considerado un éxito, pues pese a las dificultades (duración, vientos contrarios, obstáculos puestos por los musulmanes) se había concluido una expedición que duró prácticamente un siglo y debido a que a partir de ese momento el comercio de las especies generaría muchos beneficios para Portugal.


Por otra parte tras el descubrimiento de América se creó otra de las rutas más importantes: la Ruta Triangular. Esta fue muy importante ya que llegó a unir tres continentes: Europa, África y América (de ahí su nombre) y porque tuvo una larga duración al establecerse en el Atlántico desde el siglo XVI hasta el XIX.
La ruta tenía como punto de partida el continente europeo con puertos tanto en España como en Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda. Estos territorios se disputaron el control de la ruta de manera que durante el siglo XVI fue español y portugués, holandés en el XVII e inglés en el XVIII.

En los puertos de estos territorios los barcos se abastecían de manufacturas y todo tipo de productos y partían hacia el continente africano, donde hacían una parada en los puertos situados entre el río Senegal y Congo donde también se abastecían de productos y además de esclavos, con los que llegarán a América, principalmente a las Antillas. En el nuevo continente vendían todos estos productos y se abastecían de productos coloniales como el azúcar, el cacao, el tabaco y además con metales preciosos, con los que volvían a Europa.


La Ruta del Galeón de Manila complementaba la Ruta Triangular ya que unía Nueva España (México), Acapulco en concreto, con Manila, en Filipinas y los productos que se conseguían en oriente se llevaban también a Europa.

La ruta fue inaugurada en 1565 por el marinero y fraile español Andrés de Urdaneta, tras descubrir el Tornaviaje o ruta de regreso a México a través del océano Pacífico, gracias a la corriente de dirección este. El último barco zarpó de Acapulco en 1815 y fue el último debido a que la Guerra de Independencia de México acabó con los dos siglos y medio de historia de esta ruta.
Se realizaba dos veces al año y era una difícil travesía ya que los navegantes dependían de la corriente de Kuro-Siwo y si esta no actuaba quedaban estancados en el Pacífico.

Se intercambiaban metales preciosos de América por especies, porcelana, sedas, y productos de lujo chinos y japoneses y su éxito se debía a que los metales de América se vendían a un alto precio en Asia y los productos de allí se compraban muy baratos para luego venderlos en América y en Europa a precios mucho más altos, de forma que generaba muchas ganancias.


Esta ruta a su vez se veía complementada con la Flota de las Indias que empezó a funcionar en el siglo XVI y por la que se transportaba mercancía desde puertos americanos como los de Veracruz, Cartagena de Indias, Portobelo o La Habana hasta Sevilla o Cádiz.

En la década de 1520, y debido al incremento de la piratería inglesa y francesa, se decidió organizar un sistema de convoys para aumentar la seguridad del transporte. La idea era establecer dos flotas distintas, ambas compuestas por galeones fuertemente armados con cañones y barcos mercantes (carracas) para llevar la carga. Las dos flotas salían cada año de Sevilla. Tras completar la descarga de sus productos, las flotas se reunían en La Habana, en la isla de Cuba, para el viaje de vuelta.

En el viaje de ida llevaban productos manufacturados y esclavos y en el de vuelta productos coloniales y además los productos provenientes de Asia.
La situación económica española fue decayendo con el tiempo y esto llevó a la desaparición de la Flota de Indias cuya última expedición salió en 1776.


A modo de conclusión me gustaría destacar la enorme importancia de todas y cada una de estas rutas en su conjunto puesto que además del intercambio de productos, había un importantísimo intercambio de culturas, religiones, tradiciones e innovaciones desconocidas que permitieron la fusión de las culturas y son responsables en cierta medida de la configuración de nuestro mundo actual.
Estas rutas a pesar de los peligros que entrañaban (saqueadores y piratas, condiciones climáticas adversas, falta de provisiones, hambre, contagio de enfermedades, etc.) tienen un gran valor ya que al fusionarse las culturas permitían el descubrimiento de utensilios o productos desconocidos por algunos pueblos que mejoraron la calidad de vida de las personas. Por otro lado la lucha por el control propició la búsqueda de nuevas rutas que culminaron con el descubrimiento de América que supuso un hito en la historia y debido al cual el foco de atención pasa de ser el Mediterráneo a ser el Nuevo Mundo.
En resumen, las rutas comerciales no solo son importantes en el campo de la economía sino que también han tenido un gran peso en el plano social y humano, han aportado innumerables beneficios y han sido responsables en gran medida y, de forma directa o indirecta, de nuestra evolución histórica.

Bibliografía:

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